Creo que nunca me había atrevido a escribir sobre ti. Probablemente porque tenia miedo a que tu fantasma volviera hacerse presente, sufrí tanto estando "a tu lado", tarde tanto en olvidarte, has sido la única persona a la que he amado y realmente no lo mereces, lo sabias, lo sabias todo, sabias que cada fibra de mi cuerpo estaba viva y quería vivir por ti, sabias que hubiera dejado todo por estar contigo, sabias que hasta la idea mas descabellada que se te pasara por la mente la iba hacer, sabias que nunca antes había amado a nadie, que ni si quiera sabia lo que amar significaba. Me prometiste el cielo, las estrellas, las nubes, la luna, me juraste que yo era tu princesa, que me amabas tanto como yo a ti, me lo recordabas cada día a cada segundo. Todo lo hacia por ti y pensando en ti, te convertiste en lo único que me importaba, en mi único tema de conversación, en lo único que pensaba, lo único que quería. Todos mis deseos, mis metas, mis sueños se convirtieron en querer estar contigo. Vivía angustiada preguntándome si tu te sentías igual, temiendo que en cualquier momento me dejaras de querer y te fueras. Mi sonrisa empezó a depender de ti, todo mi ser dependía de ti, eras el centro de mi universo y lo sabias. Recuerdo lo que sentí la primera vez que pusiste tu brazo al rededor de mi, la primera vez que entrelazamos nuestras manos, nuestro primer abrazo, la noche de fuegos artificiales en la que creí que me besarías por primera vez, aquella rosa que me regalaste cuando estábamos solos... El primer "Te quiero" y como se transformo en poco tiempo en un "Te adoro", cuando aquella noche me llamaste para contarme que creeías que me amabas. Todo era mágico, perfecto. Pero todo quedaba ahí, en palabras, solo palabras, mensajes de texto, llamadas... Nunca nada materializado, jamás me miraste a los ojos y me dijiste que me querías, y es que la verdad es que no me querías, solo jugabas, no tenías nada mejor que hacer que jugar conmigo, pero la única que no entendió las reglas del juego fuí yo. Demasiadas lagrimas derramadas... Cuando entendí lo que estaba pasando sentí que mi mundo se caía a pedazos, todo perdió su color, su significado, no le encontraba razón de ser a nada. Todo era un vacío, un laberinto del que no podía salir, los minutos parecían horas interminables y en mi reinaba una oscuridad que no conocía y que permaneció bastante tiempo. Un día lo entendí de repente, el mundo no se acabo ahí, por mas que doliera, por mas que pareciera que si, la gente seguía trabajando, los colegios seguían dando clases, la gente seguía naciendo y muriendo, el sol salia cada mañana y se ocultaba cada tarde, no había cambiando absolutamente nada. O eso creía, yo había cambiado, nunca volvería a ser la misma y lo agredezco, gracias a tí aprendía quererme mas, a no depender de nadie para ser feliz, a no confiar en todo lo que tenga unos ojos bonitos, aprendí que el amor no tiene que doler, no tiene que ser algo que te angustie o te agobie, con el amor solo se siente un gran deseo de pertenencia, el amor cuando es verdadero no tiene parámetros,dudas, ni vacilaciones, el amor verdadero quema por dentro como si fuera un hierro candente y también refresca como una suave brisa que acaricia y envuelve en un aire tibio y cálido que transmite seguridad y una paciencia absoluta e incondicional, como un abrigo que cobija. Y ahora que han pasado mas de tres años, puedo decir con toda sinceridad que ya no me importas, que de verdad deseo que seas feliz y que encuentres a la persona indicada para estar contigo.